Cayendo ante ti, me demuestro a mí misma de qué color es el verdadero sentimiento de la cobardía… Esperando a que me llames, esperando una señal para acabar con esta soledad, esperando a que tú seas quien me encuentres… Voy mordiendo mis ropas, voy acabando con mi ilusión a fuerza de golpes, con semblante amargado, con actitud pasiva. Somos uno en la distancia, somos un uno separado en partículas diminutas llenas de ansiedad, al menos las que llevan mi nombre.
Escucho a lo lejos el eco de una brisa, de un lamento, de una caricia que se dio hace muchísimo tiempo… Escucho a lo lejos mis recuerdos. Te oigo a ti, tus promesas, tus sentimientos sinceros. Me echo a llorar, no puedo seguir con esto. Es tan sólo un temblor a veces, es tan sólo un malestar casi invisible, que se resiste a desvanecerse.
Estoy ante ti, como frente a una estatua de sal, que puede perderse en el aire con un solo suspiro lleno de calor. Y me muerdo el labio inferior, hincando mis dientes hasta que sangra, hasta que duele, hasta que mis lágrimas se pierden dentro de mis párpados que mantengo cerrados, por si un leve pestañeo hace que tu imagen hermética y monumental se vaya con las olas del mar. Mi alma sigue llena de ti, mis ojos siguen repletos de tus lágrimas, mi cuerpo sólo ansía tus manos…
El mar me recuerda todo lo que intento olvidar, aunque deba pagar un alto precio sé que necesito olvidarte para ser yo. Mis sueños me vuelven asesina de mundos infinitos donde soy feliz a tu lado, pero que acabo por vomitar como una miseria que sobra en mi cuerpo. Rompo todos tus besos, partiéndome la boca para dejar de sentirlos. Me rompo la mandíbula donde una vez estuvieron tus dedos perfilando mi cara. Y no me duele, porque aún así, todo lo tuyo permanece en mí y ese dolor es más fuerte. Mi alma está llena de ti y el mar no mejora las cosas, ¿dónde esconderme?
Sé que mi soledad me va tragando día tras día. Me siento agotada, perdida, sin ganas ni fuerzas ya ni para respirar. Y a veces me pregunto si tú no serás una invención mía, una excusa para sentirme llena de algo… Algo que va cambiando conforme a mí me va conviniendo… Ya incluso dudo de nuestro amor, de mí, de ti… Pero sé que real o no, tú vas a acabar conmigo. Pero no dejaré que nadie acabe con “esto”.
Me apetece ver llover. Salir a la calle, que mi pelo mojado vaya enfriando mis hombros, escuchar mi corazón latir más deprisa a causa de los truenos, sentir que todo tiene sentido… Saber que bajo esta tormenta también estás tú, compartir al menos eso contigo. Pero ya ni llueve, ya ni el cielo está de mi parte, ya no puedo compartir nada con la persona que más amo en este mundo, con la persona que jamás podré olvidar, con la persona que no tiene igual en ninguna dimensión posible…
Y vueltas, y más vueltas… Me acelero buscando, para pararme de repente sin saber dónde buscar ni lo que presentía que podría encontrar. Dando vueltas a mi alrededor, es como perseguirme a mí misma, deseando encontrarme por fin, a mí misma, sólo a mí. Pero sólo te encuentro a ti, yo ya no existo contigo dentro de mí. Se me escapó la racionalidad, la ética, el sentido común; ya no poseo ni moral… Porque estaría dispuesta a todo, haría cualquier cosa por volver a verte, aunque sea un segundo. Daría mi vida por un segundo de la tuya. BALKYS
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